Bloque I: Expresión

Empezamos trabajando el primer bloque de lo que sera la asignatura de Dibujo, Análisis e Ideación I.

En el modelo del "ascensor cognoscitivo" que se presentó en clase, hemos distinguido tres bloques principales: Expresión, Representación e Interpretación. Estos van el orden ascendente respecto al conocimiento y al cuerpo.

El primero bloque, la Expresión, comprende la parte del tronco de la persona; lo genital (germinal, prelógico), los visceral (emoción, pasión, intuición) y el corazón (sensación, emoción). Trabajaremos las seis primeras semanas con esta bloque, que será la base de nuestro aprendizaje.

También comenzamos con el uso del carboncillo, herramienta que utilizaremos mucho esta primera parte del curso. Estudiamos las posibilidades que presenta este elemento, la variación de color según la intensidad con la que lo usemos, la importancia de usar el trapo con esta herramienta. Y junto con el carboncillo también presentamos el pastel, que funcionan de forma similar al anterior elemento.

Manos a la obra, comenzamos con nuestro primer trabajo, basando en una imagen que solo podremos ver unos minutos. Esta será la dinámica que seguiremos en las primeras clases, ver la imagen solamente unos minutos, sin tenerla delante mientras dibujamos, esto es para recordar solo lo que de verdad nos ha parecido importante, y así ir aprendiendo que es lo esencial de cada obra.

El primero dibujo consiste en una bahía, una ciudad industrial a la que cruza un río, En la foto hay un gran juego de luces y sombras al tratarse de un atardecer, la fuerza del sol al esconderse permite intuir la ciudad, pero por el contrario resalta y da luminosidad con su reflejo al agua. La importancia de este dibujo era la colonización del papel por completo, la intensidad de colores, el juego del horizonte sin marcarlo como una linea, y la luz que da el sol a los demás elementos.

Nuestro segundo trabajo este día es una cuidad en pleno centro de ebullición. Altos edificios, calles colapsadas, un embarcadero, humo cruzando toda una ciudad en blanco y negro. La clave de ese dibujo sin duda era el humo, como traza una diagonal por todo el papel, que difumina la parte baja de los edificios, mientras que no llega a la alta, que se distingue con claridad, al contrario de lo normal.